Porcelana blanda: características, historia y usos

La porcelana blanda, conocida por su delicadeza y fina transparencia, es un material con una rica historia y aplicaciones decorativas que han cautivado a la nobleza europea durante siglos.

Aunque es menos resistente que su contraparte, la porcelana dura, su belleza y capacidad para ser moldeada en piezas decorativas y vajillas la convierten en un verdadero ícono de la cerámica.

Si te interesa descubrir más sobre cómo se produce, su evolución y sus usos modernos, continúa leyendo.

porcelana blanda

Características de la porcelana blanda

A diferencia de la porcelana dura, la porcelana blanda se cuece a temperaturas más bajas, generalmente entre 1200 y 1300°C. Esta temperatura más reducida le confiere una mayor porosidad y una menor resistencia a impactos y cambios de temperatura, haciéndola más frágil.

Su composición incluye arcilla blanca y frita, lo que permite que sea más fácil de moldear y es ideal para la creación de piezas decorativas.

La porcelana blanda se caracteriza por su transparencia, un rasgo que resalta la delicadeza en los objetos creados con este material.

El proceso de fabricación

La porcelana blanda pasa por un proceso de fabricación que incluye una primera cocción para endurecer la arcilla. Posteriormente, las piezas se cubren con un esmalte de plomo y se someten a una segunda cocción a temperaturas más bajas para asegurar la fusión del esmalte.

Este proceso fue perfeccionado en Europa, especialmente en fábricas de Sèvres y Saint-Cloud, en su afán por replicar la porcelana china.

Historia y origen

La historia de la porcelana blanda se remonta al siglo XVI en Italia, cuando se intentaba imitar la porcelana traída de China.

Durante el siglo XVII, se establecieron importantes fábricas en Francia, como Rouen y Sèvres, donde se perfeccionó su producción. Estas piezas se convirtieron en un símbolo de lujo y elegancia, especialmente demandadas por la nobleza europea para decorar sus hogares y mesas.

Aplicaciones modernas

Aunque la porcelana blanda es menos duradera que otros tipos de porcelana, sigue siendo apreciada en la creación de objetos decorativos y vajillas finas. Su capacidad para ser moldeada y su translucidez la hacen ideal para figuritas, lámparas y elementos ornamentales en la arquitectura moderna.

A pesar de su fragilidad, sigue siendo un material deseado en colecciones de arte y diseño.




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